20101002

CAPÍTULO 7    RELATOS Y ANÉCDOTAS
 
                                                                  GALERÍA DE RELATOS y ANÉCDOTAS                                                      
            
LA PRIMERA AMPOLLETA
                
Estimados compañeros: mi nombre es Miguel Angel Vilacha, pertenecí al C.A.P. por aquella época que si bien no fue la primera camada del paracaidismo deportivo, me animo a decir que sí la segunda ya que desde el 57 al 65 se formaron en la Institución un grupo de jóvenes de ambos sexos que con los elementos conque se contaba realizaron una actividad que permitió a los que llegaron posteriormente afianzarse y concretar un paracaidismo mucho mas avanzado, con saltos de mucha mas precisión y con caídas libres mas controladas.
Recuerdo que el primer cronómetro (la famosa ampolleta) me costó pelearme (en el buen sentido) con toda la Comisión Directiva por la negativa a comprarla, siendo esta de una utilidad buenísima !!!
La armó sobre un panel de aluminio Omar Alvarez (experto carpintero metálico y paracaidista): la colocábamos entre los "sandows" del de pecho y en vez de contar "elefantes" (¿se acuerda alguno de eso?!) nos guiábamos por su incomparable exactitud, cuando comenzamos con los saltos de altura - bueno, no tal alto !!!...  3000 metros...- solo la llevaba uno ( ¡¡¡ si había una sola !!!) y abríamos cuando el que la portaba lo hacía: considero que esto visto en estos tiempos da risa...
Recuerdo nuestra actividad de los días jueves, panza arriba en el medio del campo viendo la caída libre del compañero, solitos,  con una actividad aeronáutica casi nula, con saltos comandados (algunos) de realmente muy baja altura (¡Chiquitín, tu salto de combate!!!) Bueno, quiero enviar pequeños relatos para no aburrir mucho, en el próximo personajes de la época... En esta foto el Nene Piccardo, plegando el "negro" Torres, no puedo recordar el compañero de al lado (si recuerdo que era del C.E.P.A.) y yo pidiéndole prestado un cigarrillo al Nene...
Un gran abrazo para todos y si mis "neuronitas" lo permiten seguiré en contacto, Chauu...
                                                                                                          Miguel A. Vilacha
 
CÁMARA:  ILDA de PICCARDO (hace +  de 50 años !!!)
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MINI TORNEO
(BORCEGUÍES, BUZO, PARACAIDAS  Y CORBATA O MOÑO OBLIGATORIOS...)
     
Queridos Amigos:
aquí les envío una foto del tiempo e’ mama...  años 58/59. Fue tomada en San Justo donde el Cóndor era capo, en ella se encuentran (de izq. a der.) Julio Balza (piloto de planeador, piloto con motor, paracaidista, esperantista y algunas cosas mas), a su lado Miguel A. Vilacha luego Casales, Hilda Rita Buisart todos estos del CAP. Le sigue un muchacho del Cóndor que no recuerdo su nombre y luego Lazarte y Vázquez también del Cóndor, estos dos últimos lamentablemente tuvieron triste fin (¿falla de material, apertura baja?... no lo sé)
Para los de esa época estarán en su recuerdo.
Se había desarrollado un mini torneo, por eso las Copas.
Ves Chiquitín que no solo estábamos con corbata en el campo, a veces hasta saltamos con corbata... y que será de la vida de esas criaturas sentaditas, estarán grandecitas, no?
Un abrazo para todos
                                                             Miguel A. Vilacha
          
P.D.:  la foto en que estoy pidiendo "prestado" un cigarrillo a Piccardo, se la envié últimamente a él a EE.UU. : su jermu ILDA en una llamada telefónica que hacen a casa me comenta:
-”Pero si esa foto la saqué yo hace cincuenta años !!!..."
que de vueltas que tiene la vida no?
    
            
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LA CRUZ...
                              
Hola amigos!!!... de nuevo en la prehistoria!!!
Aqui estamos con un adelanto técnico de la época:  "la cruz".  
Nuestro objetivo era caer cerca de ella, pero la mayoría de las veces no lo lográbamos (no por falta de voluntad, eh!!)
Comprobarán que éramos optimistas ya que los esperábamos bien en el centro de dicha cruz, en el intento de pisarla contábamos con la increíble ciencia del "deslizamiento", o sea tomar las siete cuerdas de una banda y ponerlas de la manera mas prolija sobre el de pecho, de lo contrario podían enredarse cuando las soltabas y quedarte con un cuarto de velamen menos (que joda, no?).
Otra técnica era "hacer vela": bajar todo lo posible la bandas delanteras para avanzar un poquito mas... como veran contábamos con recursos "ilimitados" (mas bien limitadísimos), pero de todas maneras el entusiasmo se mantenía, que se le va a hacer!!!
Creo que los de la foto son conocidos por ustedes: Giormenti, Barbieri, Ruckauf, Vilacha y Oscar Gerling.
Un gran abrazo para todos y cada uno de ustedes, chauu
                                                                                                    Miguel A. Vilacha
            
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LA BOLSA...

Esto si que es prehistoria pura!!!...  la "Bolsa de Récord"
¿Que engendro era esto?... Paso a explicar (la mayoría de los dinosaurios la conoció): era el arnés con una bolsa de lona, en cuyo interior se acomodaban el velamen (tratando de hacerlo lo mas prolijo posible), luego los
"tallarines" (entiéndase por las cuerdas). Después  aparecía en escena la cuerda extractora, que con un piolín era la encargada de extraer el velamen: el peso del paracaidista era el que hacía que se cortara dicho piolín (todo el mecanismo que narro es aproximado, por favor quien lo pueda recordar mejor le rogaría que lo haga saber a este blog, gracias)
Bueno con dicha bolsa de récord tuve una  experiencia desagradable en un
lanzamiento que realicé en Matanza (aclaro que estos lanzamientos se hacían por ese entonces a muy baja altura, cosa asi como 600 o 700 pies). Bueno, el asunto es que cuando se produce la apertura me envuelve el velamen (nunca supe por qué razón) y la seda me tapa la manija del paracaídas de pecho, no pregunten como hice para encontrarla con la seda flameando, recuerdo siempre que la accioné,  miré la tierra y pensé que me  daba el bollo (yo no sé si por inconsciencia, pero estaba tranquilo!!!) Lo que me salvó fue la explosión de la apertura ya que luego de esta se chupaba un poquito, fue justo!!!
Osvaldo Guercio me esperaba en tierra (a eso se lo llamaba servicio de pista, tá?...): nunca en mi vida vi una cara mas blanca que la de él, me invitó de inmediato en la cantina del Club con una ginebrita y un par para él, desde ese día mi querido amigo Guercio no saltó mas... siempre me lo reproché.
En la foto que envío se estaba produciendo un intento de lo que se llamaba "Récord de Automáticos": un compañero se sentaba con el equipo y el resto ganando tiempo acomodaba el velamen y las cuerdas (plegado)... en esa tarea están Terzo del CAP y Vasquez del Cóndor, y alli en forma muy impúdica esta el señor Hugo Piccardo en calzones dando instrucciones... a su lado quien les esta contando esto...
Con el cariño de siempre, hasta pronto!!!
  
                                                                                                      
Miguel A. Vilacha
  
PD: Hablando por teléfono con el "Nene" Piccardo recordábamos el paracaídas que usaba Izquierdo, creo que era del tiempo de Bonvisuto, era así de elemental, como el que acabo de describir.
   
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LAVALLE 1433...
Hola a todos!!
Lavalle 1433, secretaría del C. A. P. , se acuerdan? adonde habrán ido a parar esas vitrinas, copas,
biblioratos, banderines y anda mais... Estas fotos son del año 1958/59, era infaltable nuestra presencia por la nochecita en nuestra querida secretaria, en el campo teníamos actividad Sábados, Domingos y Jueves, pero en el resto de la semana era una necesidad el vernos, programar futuros saltos, festivales, o por el simple hecho de compartir un matienzo o un feca... Los muchachos laburaban en los trabajos mas heterogéneos que se puedan imaginar, en un tiempo eramos muy poquitos civiles, el club parecia"tomado"por fuerzas de seguridad... si!!! desde empleados de inteligencia, Policía, Fuerzas Armadas, eso si, muy democrático todo!!! el que le tocaba  barrer, barría... Señores oficiales de Aeronáutica del escalafón de Cazadores (Gloster Meteor, en esos tiempos) no se salvaban... venían a saltar o mejor dicho a aprender a saltar, para tener una idea de lo que era eso en lo  se sentaban en su avión (paracaídas de asiento) excelentes compañeros, De Nogaez, Antonieti, Foladori y otros mas...
En las fotos están parados Osvaldo Guercio y el "nene" Piccardo, sentado Miguel Angel Vilacha (cuando éramos jóvenes y bellos, jua jua..)
                                                                                                              Miguel A. Vilacha

                                                                             GUERCIO (LEYENDO)  Y  VILACHA
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CRÓNICA DE UNA EMERGENCIA
   
Nota del Editor: Nuestro amigo y prolífico colaborador Miguel Ángel Vilacha nos ha enviado copia de este documento  que obra en su poder desde hace unos años. 
El mismo fue escrito por  Christian J. P. Valls, paracaidista del  Club Argentino, y relata un impresionante episodio que protagonizó en  Matanza, probablemente en el año 1959, año en que una gran inundación castigó al conurbano bonaerense (no tenemos la fecha exacta).
A los efectos de facilitar su lectura, abajo se transcribe el texto.    
Les arrimo una anécdota

Hacía dos meses que Matanza estaba bajo el agua por desborde del río. El primer domingo que el
agua bajó bastante, habilitaron media pista larga.
Ansioso por saltar, fui al CUA y me encontré con Vilacha. Al rato llegó Ávila ( "Avi lá" ) como en
joda y con acento pajuerano Miguel Ángel le decía a José María.
Los "chutes" se habían salvado porque algunos estaban colgados y otros -plegados- sobre el
techo de los armarios.
Pero dentro de las taquillas... Uy Dios!!! El barro podrido había empastado todo: borceguíes,
buzos y demás... Pero Vilacha previsor, tenía cofre alto y el agua no le llegó... No así al
mío, donde todo era todo un mazacote podrido... Yo me salía de la vaina por saltar. Brillaba un
sol espléndido y en el aire se respiraba que el campo estaba evaporando... Entonces Vilacha
generosamente me ofreció su buzo. Acepté con gusto aunque me quedaba un tanto chico: la
cremallera no me cerraba. Pero igual decidí ponérmelo y saltar en zapatos - por primera vez - y
conseguimos el avión.
Fuimos a 1.000 metros. Caída libre hermosa, estable. Me entusiasmé y en vez de catorce
elefantes conté dos mas. Y cuando busco a "Santa Manija"... No estaba!!! Recordé con
ansiedad que Ávila siempre me decía que si no estaba en su presilla, la buscara en el aire, que
tal vez se había desprendido y estaba flotando... Pero no estaba y por el rabillo del ojo ya
empecé a ver el color del pasto. Así que manijazo al 24 pies Dimaer que encima medio se
"durmió" porque yo había quedado cara al cielo y pum... Apertura y casi de inmediato toqué el
suelo... ¿te acordás Miguel Ángel? Fue en el rincón sureste del campo... Ávila se me vino
corriendo, me puteó y me metió un mes de suspensión... Hasta que pude explicarle que el buzo
era de Vilacha y al estar abierto se había "inflado" y me tapó la manija... Fue mi primer
emergencia. Para el recuerdo.

Un gran abrazo, amigos. Y les adjunto algunas fotos de aquellos tiempos. Y arriba el ánimo
fuimos una juventud mil veces mejor que mucha de la actual, que se juntan en la esquina para
fumar porros... Nosotros tenemos cosas como estas para contar... y nos forjaron como gente de
bien.
Si tienen algunas fotos, mándenlas.
                                                                Christian J. P.  Valls
                                                                Pat. Deportiva 177
                                                                 Abril de 2011
     
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El cumple de quince
 Ningún salto igual a otro.
Saltar en paracaídas era siempre una aventura hermosa e incomparable.

Aquel domingo de verano el sol brillaba a pleno y una brisa del sud-sudeste peinaba suavecito los pastos del CUA. La “manga” estaba flácida y solo de vez en cuando se levantaba un poquito. “Diez kilómetros a lo sumo” pensé. Ideal para un salto. Los compañeros ya habían quitado la puerta del Luscombe y aguardé mi turno mientras revisaba por última vez todos los detalles: sandows del Dimaer de pecho en orden, manopla de apertura del Switlick en su presilla, arnés bien ajustado. Un rato antes había plegado y revisado a full ambos paracaídas. Todo en orden.
Con Balza como piloto, despegamos rápido y tomamos altura. Como había pocos compañeros esperando, decidí ir a mil metros (lo habitual eran ochocientos). De acuerdo a dirección e intensidad de la brisa, ya había determinado una referencia en tierra para saltar en su vertical. Y el ansiado momento llegó.
Catorce “elefantes” fueron la cuenta. Salir de la posición estable cara a tierra y hacerme “bolita” como me había enseñado Ávila para aguantar mejor la apertura y  tirar suave y firme de la manija. Miré por sobre el hombro como el velamen se extendía zigzagueando, su borde de ataque tomaba aire y enseguida ese boop querido y tranquilizante. Una ojeada a cuerdas y tela, todo normal y a partir de allí a comenzar la deriva hacia el punto de aterrizaje.
Noté entonces que a esa altura, tal vez unos cuatrocientos metros, la brisa era un vientito algo más fuerte que en tierra y que la deriva me llevaba a cruzar el Camino de Cintura. Había determinado tocar tierra en ese espacio amplio entre las dos pistas pero me di cuenta que no podría ser. Deslizar fuertemente el velamen no era la opción porque ni aún así alcanzaría.
Con unos cincuenta metros crucé el camino, lleno ese domingo al mediodía de vehículos. Mal mi cálculo, me reproché.
Algunas casas quinta con árboles y pileta se veían venir.
Una en particular, con árboles jóvenes y uno más alto –un pinito- estaba en mi trayectoria. Un grupo de personas se había reunido al costado de una pileta de natación. Noté que no me habían visto y que estaban muy entretenidos haciendo un asado. Al fondo, el pinito, hermoso y derechito.

Quise evitarlo pero me hubiera ido al agua. Intenté desviar a mi derecha, pero tarde ya pasé entre las ramas medias del pino. El velamen cubrió por entero el pino, cuyas ramas flexionaron y se produjo entonces el más horrendo enredo de cuerdas del paracaídas con las ramas…
La gente vino corriendo, entusiasmada y hablando mucho. Como que el caer de un paracaidista en su quinta en medio de un festejo dominguero era como un buen augurio… Pobres…
Quedé con mis pies a no más de medio metro del suelo, colgando del ramaje.
Un señor trajo una banqueta y me sostuvo mientras soltaba los mosquetones del arnés y bajaba al piso.
  
Todo era alegría y festejo.
   
   -Qué bueno!  dijo el señor que me ayudaba...   -Justo el cumple de quince de mi hija. Vé? Este pino lo planté cuando ella nació. O sea que hoy también cumple años… Cachooo! Traé las tijeras de mami…
   -Espere, le dije. -No cortemos nada y ayúdeme a desenredar las cuerdas. -No, si es más fácil cortar algunas y listo…
   
   -Nooo… le dije. No podemos arruinar un paracaídas. Las cuerdas pegan toda la vuelta. Van cosidas al velamen. Además…
  
   -No pretenderá que corte el arbolito, verdad?
  
A todo esto ya algún comedido había traído una escalera doble. Me trepé enseguida para bloquear el acceso. Las caras ya no eran de festejo. Se hizo un silencio pesadito y molesto. Desde mi altura comencé a pasar alguna que otra cuerda, pero las ramas eran largas y  se quebraban o sus puntas estaban muy distantes de mi mano. Me di cuenta que era imposible desenredar aquello.
  
   -Corte, corte alguna cuerda, joven !!!
 
   Sabe Don –argüí- los paracaídas no son nuestros. Son del Estado y vamos a tener problemas…
 
Resumiendo:
El Switlick salió ileso.
Y el arbolito de quince…
Pobrecito. No quiero acordarme.
Hasta el día de hoy lamento haberles amargado el asado.
En fin, pensé. No hay un salto igual a otro.
                                                                                                                                                                           Christian J. P. Valls
                                                                                    Patente Deportiva Nº 177 
                                                                                                                  Abril de 2011     
    
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PARACAIDISTAS ENFERMEROS

Como comienzo esto?
Bueno lo lógico sería por el principio..., tratemos de ubicarnos a fines de los años cincuenta: No sé de que forma apareció por la Secretaría del Club una Señora muy elegante que tenía por el Barrio Norte una "mesón" de antigüedades y a la vez pertenecía a la Cruz Roja Internacional (dicha Señora era Franchuta, con acento y todo, eh!!!)
Bueno, el asunto que se comenzó a formar algo así como una Brigada de Enfermeros Paracaidistas...
si muchachos... créanlo!!!
Las prácticas se harían en el Hospital Fernández en lo que respecta a Sanidad y los saltos se harían en distintos lados con la colaboración de la Fuerza Aérea, ninguno de nosotros negaba que lo que estaba haciendo era por "Vocación de Servicio",  aunque el aliciente de los saltos de máquinas grandes ponía su cuota de interés. Los compañeros y compañeras que componían dicha Brigada (en formación) eran del C.A.P.,  del C.E.P.A., del CÓNDOR y una Brigada de Paracaidistas de la Plata, en las fotos se mezclan todos, hay también Comodoros, uno de ellos era Puga (médico).
Todo esto se gestó en el C.A.P...   donde si nó...
Realizamos varias prácticas de lanzamiento, pero como todo en esta vida un buen día se terminó...
Fue un intento válido!!!
En las fotos verán muchísimos rostros conocidos, tales como Hugo Piccardo, Cesar Páez, Osvaldo Guercio,  la negra María del Rosario Carrizo, Hilda Rita Buisart, Rodríguez, del brazo de Páez la Franchuta... ganador el hombre!!!
El doctor Puga, varios Comodoros, y pido disculpas por los que no me acuerdo de nombre nomas...
El que está revisando la corredera del de pecho en la barraca soy yo, también en el centro de la bandera.
El DC 3 tenía capacidad para 23 personas, les aseguro que no era tan fácil poner esa cantidad de gente en 1200 o 1500 metros de pista, consideren que  en ese tiempo era la época de los redondos los cuales no se podían dirigir como ahora.
Bueno,  esto fue un recuerdo de los tantos que atesora nuestra queridísima Institución, hasta siempre Compañeros...            
                                           Miguel A. Vilacha

DE IZQ. A DER.:    2º,  MIGUEL ANGEL VILACHA - 3º COMODORO PUGA (MÉDICO)
   

 DE IZQ. A DER.: 4ª CÉSAR PÁEZ - 6º HUGO PICCARDO - 10º  MIGUEL A. VILACHA - 12º COMODORO PUGA (MÉDICO) - 14ª Mª DEL ROSARIO CARRIZO - 15ª  HILDA RITA BUISART -
   
DE PIE, de I. a D.: 4ª HILDA RITA BUISART - 5ª Mª DEL ROSARIO CARRIZO - 8º COMODORO PUGA - 11º HUGO PICCARDO - 14º  PAEZ CON LA SEÑORA FRANCESA
EN CUCLILLAS, 5º MIGUEL A. VILACHA
 
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PARACAIDISTA GAUCHO
     
Lugar, Aeródromo Matanza: allá por los años 60, esperábamos un IA35 Huanquero, que debía llegar desde Mar del Plata. Para esa época, ir a los 3.000 metros era algo no muy usual.
Como relaté en una nota anterior, teníamos un solo cronómetro que llevaba el que saltaba primero: cuando él abría, lo seguíamos los demás. Nuestro grupo era del Club Argentino de Paracaidismo, pero para  aprovechar la ocasión de disponer de un avión con capacidad para varias plazas, habíamos invitado a camaradas del Club Cóndor y del C.E.P.A...  el C.A.P., una vez más, generoso...
En ese entonces Horacio Barbieri oficiaba de instructor del Club Argentino. Se podrán imaginar que los equipos que utilizábamos eran de lo más diversos, mezcla de Dimaer con Switlik, Irving con funda Institec y pilotín Pionner, etc., etc... ¡qué mezcolanza hacíamos en esa bendita barraca!!!
El Huanquero tomó altura y calculamos saltar pasando el Camino de Cintura (que pasaba frente al aeródromo) unos 500 metros. Hicimos de 2.500 a 2.700 metros de caída libre, siempre atentos en el que llevaba el cronómetro, no fuera que nos pasáramos de largo...!
En es caída tuvimos una deriva de más de 1.000 metros, y como era lógico tocamos tierra pasando el Río Matanza. Lamentablemente uno de nuestros compañeros se fracturó, el querido amigo Bustamante.
¿Cómo salimos de allí? estában por ahí unos paisanos de a caballo, les expliqué lo que nos había ocurrido y me cedieron un matungo con el bozal de piola, y de esa manera,  logramos subir al accidentado en ancas del caballo y así cruzar el Río Matanza. Barbieri, con los pantalones recogidos y agarrado de la cola del  noble equino, era un espectáculo tragicómico...!
Saltamos varios fines de semana más del Huanquero.
Sé que esta no es una gran historia, pero de esa forma nos la rebuscábamos en esos tiempos para poder saltar. No menciono los nombres de todos porque temo olvidarme de alguien.
Queridos amigos, mientras estemos en el recuerdo de algunos, seguiremos estando vigentes a pesar de los añitos que han pasado.
Hasta la próxima     
                                                                                                                                       Miguel A. Vilacha
        IA35 HUANQUERO   
Construído en la Rca. Argentina, fue diseñado por los ingenieros alemanes Paul Kleges y
Kurt Tank (el que también diseñó el Pulqui). Los motores eran los I.Ae. R-19A "El Indio",
radiales, de 620 cv, y de fabricación argentina.
Su primer vuelo fue el 21 Set. 1953 al mando del 1er. Tte. Jorge Conan Doyle.
Se constuyeron menos de 50 aparatos.
Actualmente radiados de servicio
   FOTO Y DATOS: TARINGA
   
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 NICOLÁS "PIPO" MANCERA 

                                          
Ahora que ya no está, lo podemos decir ... ¿o nó?
                                 
Pipo Mancera era de hacer cosas raras, y una que se le ocurrió fué saltar con paracaídas.
Dicho y hecho...habló con  (QUIÉN SI NÓ)... con el
Club Argentino de Paracaidismo...
Salió una nota en el suplemento de La Nación remedando una instrucción , con el Cacho Mórtola de Instructor...
Y luego, el arriesgado salto de Pipo...
pero nó... no fué él quien saltó: fué Juancito Bernardi, desde el viejo Sikorsky 51 en Costanera sur. Y Pipo se disculpó con este argumento:
"Habrá quien diga que no lo hice y darán mil argumentos... ¿entonces para que hacerlo? Y no me puedo arriesgar por mi trabajo, la función debe continuar, y que esto quede entre nosotros..."
Así fué....hasta ahora.
Aparte quién sabe si pasaba Gabinete. Entonces se armó la simulación... cuando llegó al Canal se hizo mojar con un baldazo de agua...y así entró en el set. Es la puritita historia.

En fin, son cosas de la TV en blanco y negro... y de la historia del
Club Argentino de Paracaidismo...
                                                                                                        Arturo Oscar  “Cacho” Laporte.
                                                                                                            Licencia FAI/FAP Clase “C” Nº 100

NOTA DEL EDITOR:  Sea este un afectuoso recuerdo al querido Pipo...  29 / Agosto / 2011

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EL DOBLE COMANDADO

Hola Amigos, lo que pasaré a relatar sé que muchos de ustedes lo saben, otros no tanto... Este Blog está siendo visitado por personas de unas cuantas Naciones que quizás no tengan la menor idea de un tipo de salto que solíamos hacer allá por los sesenta: el Doble Comandado. El equipo que se utilizaba era el siguiente: el de espalda comandado, el de pecho de 24 pies y un segundo de pecho unido al arnés con una caja de corte (así la llamábamos). Esta caja era de un paracaídas de asiento  que se usaba en aviones para eventual protección al piloto. Dicha caja estaba modificada pues tenía dos terminales cortos (20 centímetros mas o menos) fijos en ella, eran los que se unían al arnés y dos entradas donde se unía el segundo de pecho. El salto consistía en lo siguiente: se tomaba altura 1200 metros  mas o menos, te lanzabas de la máquina con todo ese armatoste (costaba un poco salir), hacías por ejemplo 6 o 7 segundos de caída libre (saben lo que era poder plancharse) girar un poco y abrir el de pecho unido a la caja, se dejaba unos segundos después de la apertura y se procedía a girar el seguro de la caja y darle con fuerza un golpe con el puño: en ese momento se desprendía el chute y se comenzaba una nueva caída libre de 9 o 10 segundos mas (cuando se desprendía, pensá que se estaba  bajando a solo  seis o siete metros por segundo, prácticamente parado, era una sensación muy linda, mucha adrenalina... Cosa un poquito de locos, no?)
He realizado unos cuantos de estos saltos, generalmente en festivales en aeros del interior: como la gente no conocía este salto pensaba que te dabas el "bollo" como le decíamos...  En la foto estoy con Nacini realizando uno de estos saltos.
En los tiempos de ese relato,  todos los "nuevitos", o sea los alumnos, no solo pasaban por cebar "matienzo", barrer la barraca, hacer arrastre, saltar del palco, sino que también realizaban el llamado "Servicio de Pista", que consistía en esperar a los que aterrizaban en el campo y brindarles algún tipo de ayuda, ya sea acomodarles el chute para que no se desparramara hasta llegar a la barraca, llevarles el emergencia o brindarle un hombro amigo al que se hubiera esguinsado, y también buscar el "corte" del bendito doble comandado.
Una anécdota que no recuerdo si fue en Paganini o Fisherton en Rosario: buscando con un helicóptero de Aviación Civil un corte, encontraron muy cerca de donde había caído unos cerditos de poco tiempo de vida... ¡¡¡ justo para el asador !!!...   se imaginan el banquete, no? pero como no tengo la seguridad de que esta causa prescribió -fue por los 60- no doy nombres... ja ja ja...
Otra: en una oportunidad la caja de Elvio Imhoff no quería abrirse, y el meta darle trompadas, mientras la tierra se acercaba... bueno, cortó, hizo unos segundos mas de caída libre y abrió muy cerquita del suelo: de esa se salvó pero no de la suspensión que le aplicó Pérez Bravo. Gracias a la misma, al no concurrir al campo por un tiempito, en el interín conoció a la que hoy es su mujer, Lía...  cosas que pasan...
Bueno espero haberme expresado de forma tal que me entendieran, y que todo esto no los aburra...
Un gran abrazo camaradas, hasta siempre.
                                                              Miguel A. Vilacha


HECTOR R. NACINI  y  MIGUEL A. VILACHA  (a la derecha)
SALTO DOBLE COMANDADO  SOBRE B.A.M. EL PALOMAR
ACFT  DOUGLAS  C 47
AÑO 1959
     FOTO GENTILEZA MIGUEL A. VILACHA

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EL PRIMER SENTINEL

 
Hola, querida y benemérita muchachada del C.A.P.
Me acuerdo que llegué al Club Argentino de Paracaidismo alrededor del año 1957. Enseguida encontré un ambiente de camaradería que me cayó muy bien, así que rápidamente me integré al club que en ese momento estaba presidido por Carlos Rucaukf, y como instructor Héctor Primavera.
Entre los paracaidistas que hacían actividad, Horacio Barbieri, Ávila, Cristian Valls, el "Negro" Torre, Hugo Piccardo y otros que se escapan a mi memoria. La actividad se realizaba en el CUA, Centro Universitario de Aviación, a la orilla del Río Matanzas, a la altura del puente 12 cerca de Ezeiza. La sede de la Secretaria estaba en la calle Lavalle 1433 pegada a Tribunales.
Enseguida me impactaron los conocimientos técnicos de Cristian Valls para mantener el dominio del cuerpo en el aire, en un momento que todavía se luchaba por mantenerse en una posición estable, que la llamaban "planchado", es decir que el cuerpo se mantuviera en una posición de palomita en forma estática, y Valls ya hablaba de manejar el cuerpo en forma aerodinámica para efectuar giros controlados para uno y otro lado.
También en la vestimenta muchos usaban gorras de cuero acolchada y el fue de los primeros en traer cascos de plástico, los que después terminaría fabricándolos. De Hugo Piccardo y Horacio Barbieri me gustó la actitud que tuvieron siempre de innovar en lo relativo a los adelantos técnicos, produciendo en forma artesanal los primeros velámenes maniobrables en el país.
Antes que eso, íbamos adonde nos llevara el viento y la única escapatoria para no ir a parar dentro de algún gallinero o quedar colgado de los cables de alta tensión, era recurrir a recoger cuerdas casi hasta el velamen, con el riesgo que eso traía aparejado; más de uno las pagó caras con ese recurso.
También hay que darle crédito a Hugo Piccardo, por ser el primero que impuso como de uso obligatorio el Sentinel, un dispositivo que provocaba la apertura del paracaídas de emergencia cuando los alumnos hacían los primeros saltos de caída libre y abrían debajo de los 400 metros. Era genial lo que se había inventado para poder volver a usarlo, porque el cartucho que provocaba que se produjera la apertura quedaba inutilizado para usarlo nuevamente. Bueno, Hugo concibió un artefacto con una lamparita que le rompía el vidrio, y acoplándola a una pila cuyos terminales estaban conectados a un altímetro, al pasar por debajo de los 400 metros las agujas del altímetro cerraban el circuito, se encendía el filamento que estaba expuesto al aire, porque ya no tenía vidrio protector y éste, que estaba dentro del cartucho con pólvora, la hacía estallar, provocando la apertura del paracaídas, salvando al novato. ¿Qué me cuentan del “rebusque” argentino?
Bueno, aquí la corto, pero ha sido un gusto para mí poder contarles algo de estas pequeñas peripecias, que es lo que hacía linda esta actividad y más aún el tipo de camaradería que se creaba dentro del ambiente.
Un abrazo para todos desde aquí, estas hermosas playas de Necochea
                                                                                                                        Elvio Imhoff
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                  CONTINÚA EN CAPÍTULO  8